Seguramente a tus hijos les gusta dormir con un poco de luz en la habitación, sobre todo si tienen cierto miedo a la oscuridad. Estos frascos brillantes son un buen truco para calmar la ansiedad que produce la noche en los más pequeños de la casa. Y no sólo eso, sino que puedes emplearlos en cualquier rincón del hogar para conseguir una iluminación diferente y especial. ¿Quieres saber cómo hacerlo? Y a divertirse realizándolos y con nuestros peques…
Toma nota de estos ingredientes:
- Un frasco de cristal vacío. Sirve de cualquier tamaño
- Pintura brillante especial (las puedes conseguir en tiendas online y las hay de diferentes colores)
- Un pincel
- Agua
Comienza lavando bien el tarro de cristal y secándolo. Lava también el pincel.
Mezcla la pintura brillante removiendo con el pincel hasta que las partículas se vayan disolviendo poco a poco. Procura que la pintura no entre en contacto con tu ropa ni manche tampoco los muebles, ya que es difícil de limpiar.
Ahora aplica la pintura con el pincel en el interior del frasco, haciendo puntitos. Cuantos más puntitos hagas, más brillará el frasco en la oscuridad, así que para conseguir un efecto óptimo tienes que pintar el tarro entero por dentro.
De día comprobarás que esta pintura no presenta nada especial, pero cuando la veas en la oscuridad te llevarás una grata sorpresa. Ponla unos minutos junto a una bombilla encendida y después apaga la luz. ¡Verás un resplandor precioso! Ya tienes una pequeña fuente de luz para iluminar el cuarto de tus hijos por las noches.
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